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Maricel de los Ángeles Cuadras nació el 3 de noviembre de 1996 en la ciudad de Salta, Argentina. Desde su uso de razón cree en Dios, nunca se cuestionó nada acerca de Aquel que murió en una cruz de madera para el perdón de los pecados; como así también nunca se cuestionó nada acerca de que un Padre Celestial creó el universo, los cielos y las estrellas. No obstante, a sus diecisiete años empezó a comprender que de nada sirve decir “sí, yo creo en Dios” si en definitiva no es nuestra prioridad de cada día ocuparse en crear una íntima, amorosa y estrecha relación con Yahshua, nuestro Salvador, por medio de su santa y preciosa palabra.


Con diez añitos descubrió el mundo de la danza árabe. Al principio consideraba este arte como un simple hobby, pero con el pasar de los años la danza conquistó tanto su alma, su cuerpo y su corazón que acabó entendiendo que aquello era su vocación y pasión en la vida. Con dieciséis años recibió el título de “Profesora Superior de Danzas Árabes” para luego, con diecisiete años, aventurarse a abrir su propia Escuela de Danza. Sin embargo, a esta misma edad es precisamente cuando inició su gestación espiritual por lo que empezó a involucrar a Yahshua en algunas de sus coreografías dancísticas sobre el escenario. En varias ocasiones bailó como solista “Si puedes creer” de la afamada cantante cristiana Lilly Goodman, como así también varias veces interpretó “Sin ti…”, tema musical de la conocida Rocío Crooke. Incluso junto a sus alumnas bailó “Ve por tu sueño”, canción cristiana también de la admirada Lilly Goodman.


No obstante, cuando a los diecinueve años sintió que ya era hora de acabar su gestación espiritual, fue cuando decidió bautizarse en nombre de Cristo (Hechos 2:38 / Gálatas 3:27 / Juan 3:5) para así experimentar el segundo nacimiento. Desde allí empezó a entender que por más belleza que hay en el arte de la danza árabe, su cuerpo pasó a ser morada del Espíritu Santo (1 Corintios 3:16), por lo cual su pasión por la danza milagrosamente empezó a apagarse a nivel carnal... mas no a nivel espiritual. La vieja mujer quedó atrás con sus pecados (2 Corintios 5:17) sin sospechar que Yahshua, con su amor eterno, la sorprendería con una segunda pasión: el mundo de las letras y la escritura. Su Padre Celestial Yahweh diariamente alimenta este nuevo don en ella a tal nivel que no siente la necesidad de acariciar su otra vocación sobre el escenario. Pero así y todo sabe muy bien que continuará danzando en la Vida Eterna, cuando el deseo primordial en el prójimo sea aplaudir la parte espiritual y no regocijarse en lo carnal.


En sus inicios de transitar por el camino angosto (Mateo 7:13-14), Maricel comienza a darle vida emocional a Maryam Dimín: el personaje principal de sus tres primeros libros. Una impactante trilogía con numerosos valores de vida, mensajes evangelizadores, giros inesperados y hasta puntos polémicos para nuestro siglo XXI.

 

“Danza, pasión y lágrimas...”

     

 

 

“Danza, pasión y sangre”

     

 

 

proximamente

Danza, pasión y muerte”